Poster: "Croquis parte del expediente de división de Chaguarpamba - 1820"

Expediente de división del anejo de Chaguarpamba ordenado en 1820 para el alivio de los servicios espirituales que por la distancia de varias leguas entre lugares no son posibles llevar por parte del vicario.

DESCRIPCION DEL PUEBLO DE CATACOCHA (Archivo de la Curia Arquidiocesana de Cuenca, doc. N° 17.824; fondo Ad­ministrativo)

Descripción que produce el cura propio del pueblo de Cata­ cocha, Dn. José de Granda, con arreglo a las ocho interrogacio­ nes del Superior Gobierno conducente al conocimiento de laca pueblo, su situación, su temperamento, estado de almas, número de casas, familias de todos estados, total de personas de todos colores y condiciones con sus poblaciones, etc. como se sigue:

El pueblo de San Pedro de Catacocha, provincia de Paltas, jurisdicción de la ciudad de Loja corregimiento, llámase del mismo modo el cerro en cuya mesa está la población de él. Este es cerro bajo, de poca corpulencia. Su temperamento es templado, tiene mucho viento, es muy seco. A distancia de catorce leguas está Loja al oriente, y a distancia de doce la villa de Zaruma ha­cia el norte. Tiene dos anejos: Cangonamá y Chinchanga, el primero a distancia de tres horas, y el segundo de cinco al occldente. Por el mismo lado con bastante inclina pueblos, de Guachama y Celica, este a distancia de doce leguas  y aquel a  seis horas hasta el rio de Catamayo, que divide dichas provincias.

Las casas reunidas que se han contado son ciento y cinco. Una iglesia parroquial y una administración su de Loja, de ramos reales.


Según manifiesta la cuenta figurada, resulta de familias en las tres clases novecientos sesenta y cuatro mayores y .mil cua­ trocientos cuarenta y seis solteros, entre adultos y párvulos de ambos sexos, unidas las clases. Y el número de almas según la suma general asciende a dos mil cuatrocientos diez, inclusive esclavos, que siendo éstos tan pocos no tienen otras habitacio­nes que las mismas casas de sus amos.

Escuelas hay tres, una en el pueblo principal y en cada anejo puestas por el cura. No hay boticas, médicos ni cirujanos, ni más epidemia para las enfermedades que la naturaleza y algunas an­cianas, que en algunos trances la ayudan.

El terreno de este curato perteneciente a los indios consta de una legua céntrica, que no estando cabal por el occidente, se les adjuntó hacia el sur. Este, con lo restante que ocupan los blancos, tiene hacia el norte siete leguas, seis hacia el sur, seis a oriente y diez al poniente. Por el norte confina con los ríos de Zaruma unidos que forman el caudaloso río de Tumbes, de los cuales el de Yaguachi cortando por el occidente y uniéndose a los demás divide las jurisdicciones hasta llegar a Guachanama. Desde aqui caminando hacia el Sur deslinda la quebrada de Mandurbamba hasta unirse con el rio bien caudaloso de Catamayo y siguiendo este hacia el oriente hacia la deresera  de la Hacienda de Santiago divide esta provincia de la de Calvas Ultimamente desde el oriente al norte confina conla jurisdicción de Chuquiribamba.

Todo este terreno está circulado de haciendas, a saber: a la parte del oriente la de Santiago, Sigiro y Concepción; a la del norte esta Totumos que confina con la jurisdicción del Cisne y Zaruma cuya distancia a este pueblo es de siete horas, el lindero es el rio de Yaguachi que corre al occidente y dicho Santiago en esta misma parte  se halla la Hacienda nueva y San Antonio que distan del anejo de Canaganama dos horas. Por la parte del poniente sta la celebre hacienda de Casanga y de Opoluca que distan dos horas del anejo de Chinchanga. Por este lado confina la jurisdiccion con la del pueblo de Guachanamá en la quebrada de Mandurbamba, vertiente pequeña.Por la parte del Sur esta la hacienda de Quamini y San Vicente. que dista tres horas de este pueblo y confinan en el caudaloso rio de Catamayo que es lindero este del oriente  y corre al  occidente no se encunetran despoblados. 

Las casas de esta población están dis­persas así de indios como de blancos, y cubiertas de hoja de caña dulce o de cáscara de Chachacomo, que es una madera muy fuerte que sirve para puntales de dichas casas y sus cortezas para cubiertas. Pasa por aquí el camino principal para Quito y Lima. No tiene puerto alguno por estar bien distante del océano.

Tampoco hay bodegones ni aserraderos; pero sí tiene una casa donde se apean los forasteros o comerciantes, que llaman tambo. La apariencia o aspecto del territorio, si es claro, de buen piso, o fragoso; quebrado o llano. Las partes que de él es­ tén sin cultivar, las cultivadas; si están continuas o si se hace por rozas salteadas; la parte que estuviere destinada a pastos, y si esta es sabana abierta o reducida y a cuál número de reses se regula suficiente.
También, a qué son más acostumbrados por lo común sus pobladores, esto es si al cultivo y cuáles frutos cosechan, o si al laboreo de algún mineral, sales, cal o maderas, o si al tráfico de transportes, a la caza, etc.
El aspecto de este puerto es muy claro por verano y algo ne­ buloso en invierno por la montaña cuando no hay viento. Es de buen piso aunque algo quebrado por sus lados; en lo restante del terreno se encuentran campos abiertos de poco monte, donde se apacientan los ganados vacunos de esta feligresía, y en dis­ tancias bien considerables algunos pequeños trozos de tierra cultivada para caña y plátano.
El número de indios que se ha notado, todo es de ladinos, ra­cionales y bien instruidos en puntos de religión. Su laboreo con­ tinuo para su subsistencia es de unas pequeñas huertas de caña dulce y plátanos, y de tal cual sus chacras de maíz en rozos de monte por los bajíos del pueblo y anejos donde se dan estos fru­tos por ser calientes. Su trato es transportar cargas de merca­ dería a causa de pasar por aquí el camino para Quito y Lima, cu­yas ocupaciones no les da lugar ni les permite más que pasar una vida pobre. Tienen también ganado vacuno, ovejuno, yeguno, etc. en muy poca cantidad.
Dentro del pueblo se ven también en el invierno algunas huer­ tas de maíz. Los blancos por lo común cultivan la caña y el plá­tano en más o menos cantidad según sus proporciones y mantie­ nen en sus haciendas algunas cantidades de ganado yeguno y vacuno, las que en cada una no compondrá el número de mil por lo regular.

Las especies de más estimación que hay en este pueblo son tos frutos de las haciendas como azúcares, raspaduras, platanos, ganados, mulas. No hay frutas silvestres respecto a no ha­ ber monte cercano. Los bejucos que hay bien distantes son los originarios que no sirven más que para amarrar cercos y casas, con todas las frutas cultivadas que son aparentes al tempera mento calido, como son paltas, naranjas dulces, cirgüelas, chi­rimoyas, guabas, sandías, melones, todo con abundancia en sus respectivos tiempos.

Las aves comunes en este pueblo son ningunas porque no tienen agua que beber. Sólo he visto muchas golondrinas en la iglesia, algunos que llaman gorriones en los valles pertenecien­ tes a este país. Hay también en ellos surumbelas que tienen ama­ rillo el cuerpo y negras la cabeza y alas. Soñas de color mexica­ no que son muy particulares por su canto. Se encuentran no me­ nos algunas pavas de monte cuyo color es negro y faysanes del mismo color y porte que son de comer como aquellas.

Las fieras que hay en los confines del territorio son leones, tigres, osos; éstos son negros, los leones pardos, los tigres pin­ tados de amarillo y negro. Hay también venados y liebres, éstas son pintadas por el lomo con listas blancas en el color pardo, co­ mo también cuadrúpedos anfibios, que son los lobos y pacasos.


Sólo hay víboras en los calientes y son de tres clases: Macanchi, Ysipi y Coral. La primera tiene pinta negra y blanca, la segunda es lo mismo pero mucho más pequeña; la tercera tiene tres colores, blanco, negro y rosado. La primera y última son corpulentas. El Macanchi e Ysipi son de ponzoña muy activa que matan prontamente cuando llegan a picar en las venas. El Coral es boba, pero más activa en su ponzoña.

Hay hormigas de tres clases, unas coloradas grandes que llaman Arrieras, otras del mismo color pequeñas y otras negras que llaman Pichillnguls. Todas pican, pero no hacen mucho efec­ to. Gegenes hay muy pocos, son blancos con figura de hormigas Moscos hay en los calientes, unos chicos que pican, otros más grandecillos, que llaman zancudos, y otros cuasi Imperceptibles de color blanco por cuyo motivo los llaman Manta Blanca Otros se llaman avispas, unos son pequeños de color amarillo y otros negros más grandes que son muy bravos, su picadura es punzante, da a veces calentura, pero no matan. Otros que llaman garra­ patas son insectos que se pegan a las vacas y yeguas. Otros, en fin, que se llaman Pucas, son imperceptibles, muy rosados, se pegan en las bestias y les pelan las caras, no tienen ponzoña ni hacen más efecto.
Es cuanto he alcanzado a transcribir de las condiciones, pro­piedades y feligresía de este pueblo respecto a los pocos meses que me trasladé a él y no haber encontrado monumentos por don­de facilitar este plan o informe que por orden superior lo he ve rificado del modo posible y más pronto, en dicho pueblo a 2 de julio de 1808.

José de Granda y Maldonado